Lenny Kravitz (60) no solo es sinónimo de funk, celibato y espíritu libre. También es un esteta minucioso que ama diseñar y darles personalidad a los templos que habita.
Su refugio parisino, completamente remodelado, es testamento de eso: un hôtel particulier (en francés, ‘hotel particular’) o residencia señorial del siglo XVIII restaurada con una visión que evoca a su alma bohemia, reverencia al pasado y se edifica sobre una profunda vocación por el goce.

Una casa que es una declaración de principios
Ubicada en el elegante distrito 16, cerca de los Campos Elíseos pero en una calle lo suficientemente discreta como para pasar inadvertida, esta propiedad no es un simple capricho inmobiliario. Es un manifiesto. Kravitz la compró en 2004 y pasó años redescubriéndola.
La casa estuvo deshabitada durante más de 70 años, lo que significa que cuando el artista la encontró era casi una ruina romántica. La restauración, según contó, fue un acto de amor y la posibilidad de forjar un espacio con identidad, irreverencia y, sobre todo, arte.

Madera, terciopelo y espiritualidad rockera
La mansión parisina de Kravitz lejos está del tan mentado minimalismo. En su interior manda la textura, el peso y hasta el brutalismo. Pisos de roble originales, terciopelos, obras de arte de firmas reputadas y muebles de grandes diseñadores y otros craneados por su propio estudio de diseño, Kravitz Design.

En los ambientes conviven columnas originales del siglo XVIII con bustos africanos, espejos dorados con retratos de Billie Holiday y lámparas fastuosas con obras de Andy Warhol. Los moods con los que soñó cada ambiente pasan del lugar ideal para crear música al espacio soñado para hacer sus rituales de meditación.
Cómo es habitar la mansión Kravitz
Uno de los espacios más impactantes es el salón principal, una oda a la proporción clásica intervenida por el caos sensual de Kravitz. Techos altísimos, cortinas teatrales, arte contemporáneo y piezas de diseño brutalista. Todo elegido con una curaduría intuitiva y hot.
Con una mezcla de culturas, estilos y eras, Kravitz demostró toda su devoción por la belleza y cómo habitar estos espacios tiene más que ver con una experiencia espiritual en la que se funden sus principios y su deseo.

En la cocina, se cruzan el mármol negro, la madera tallada y electrodomésticos escondidos con inteligencia zen. Allí es donde Lenny prepara su famoso pan de banana (sí, tiene una receta infalible), pero también donde comparte vinos orgánicos con Zoe (su hija), amigos como Mariah Carey o algún productor parisino de moda.
La suite, un escenario de película, a su templo para hacer música
En el dormitorio principal, la cama es enorme y casi sacramental. El baño en suite tiene una bañera escultórica donde Kravitz jura haber tenido epifanías creativas. Toda su casa está llena de estanterías con libros de arquitectura, literatura mística, fotos de familia y vinilos de jazz.

En el corazón de la casa tiene lugar un estudio de grabación que parece salido de los años dorados de Muscle Shoals (ciudad de Alabama), pero con detalles futuristas que lo hacen único.
Es ahí donde compone, produce y juega. Pero también donde se conecta con su parte más introspectiva, más vulnerable. Porque, como él mismo dice, esta casa es “un santuario”: un lugar donde puede llorar, gritar, reír y volver a empezar.
La estética como rectora
En los ambientes de la mansión Kravitz todo tiene sello propio. Y todos los objetos fueron elegidos especialmente por él, gracias a su “obsesión táctil”. Aunque el músico tiene propiedades en Brasil, Bahamas y Los Ángeles, este espacio encarna su lado más profundo y poético.
Tal como cuenta, se trata de una “extensión de mi cuerpo, de mi historia y de mi visión de mundo”. Donde se mezcla la fragancia de incienso con el cuero, y donde las lámparas de Phillip Starck conviven con mobiliario del mercado de pulgas, así como el arte de Ara Starck (hija de Phillip, autobautizada “storyteller inconformista”) se sienta a los pies de un sillón de piel de serpiente.

Todas las fotos de la mansión de Lenny Kravitz, tapa de Architectural Digest













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