Valeria Mazza tenía tan solo 14 años cuando empezó a desfilar en Paraná, la ciudad de Entre Ríos que la vio crecer, sin saber que el modelaje sería lo que le abriría las puertas del mundo. Practicaba natación y soñaba con ser maestra de niños con discapacidad, hasta que un día, los mismísimos Roberto Giordano y Mirtha Legrand quedaron deslumbrados por su belleza y potencial, asegurándole que le iría bien haciendo carrera en Buenos Aires. Con valentía, curiosidad y el apoyo de sus padres, tal como ella misma reconoce, dijo que sí, iría a probar suerte y cambiar para siempre su vida.



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