Hace poco se cumplieron tres años de la vuelta de Charlene de Mónaco a la escena pública. Rumores de los más irrisorios giraron en torno a su desaparición del palacio por cuestiones de salud. Hasta se dijo que estaba muerta o en estado vegetativo.
Lo cierto es que Jacques y Gabriella, los hijos que tuvo con Alberto de Mónaco, fueron los que más sufrieron esta ausencia y a los que el príncipe le tuvo que dar respuestas ya que la princesa no estaba viviendo con ellos mientras estaba internada.

Pero lo cierto es que los pequeños ya tienen diez años y “pegaron el estirón”, tal como indica el dicho popular.
Esta madurez, si se lo puede decir de está forma, es la que terminó haciendo que la pareja decida hacer un gran viaje oficial como familia.

Más allá de que los niños ya han estado en actividades en Hamburgo y Noruega, el reciente viaje que hicieron a la región de Côtes-d’Armor, en Bretaña, para conmemorar el tricentenario de la muerte de su antepasado Jacques III de Matignon, se puede marcar como uno de los primeros hitos.

La última vez que se habían mostrado fue en enero, cuando participaron de la festividad de Santa Devota. Pero en esta oportunidad fue distinto porque tuvieron la chance de circular entre la gente, teniendo gestos simpáticos con los asistentes al evento y dejando en evidencia una gran complicidad entre ellos.
El cambio notable en Jacques, el heredero del trono
Como pasa en todas las casas reales, la vida del heredero del trono se encuentra condicionada por la mirada ajena. Sobre su figura se posan todas las exigencias para mantener el estatus y los valores de la monarquía, una formación que empieza desde temprana edad y que se va profundizando con el paso de los años.
Este es el caso de Jacques, quien ya empieza a dejar en evidencia una actitud más madura y un estilo similar al de su padre.
“Ellos ya empiezan a comprender sus roles y a entender los deberes y las obligaciones que tienen en la actualidad, y también las que irán adquiriendo en un futuro próximo y lejano”, confesó Charlene hace un tiempo en una entrevista.

Si bien queda un trecho largo hasta alcanzar la mayoría de edad, el pequeño nacido el 10 de diciembre de 2014 parece haberse “encarrilado” luego de haber sido denominado por la prensa local como un “rebelde que tenía los mismos rasgos que su tía Estefanía de Mónaco”.
Lo cierto es que en varias oportunidades ocupó un espacio destacado (y negativo) en los tabloides del principado.
“A diferencia de su hermana gemela, el príncipe heredero se distingue por ser un niño rebelde, contestón y malcriado. Insiste en que todo se haga a su manera y no acepta un no como respuesta”, afirmaba una fuente consultada por un diario local”.

Y agrega: “Su posición en la línea de sucesión al trono le ha conferido una actitud presuntuosa que no es del agrado de muchos en el Palacio, lo que ocasiona que Charlene y Alberto tengan dificultades para encontrar cuidadoras que tengan la paciencia necesaria para lidiar con el carácter rebelde del pequeño Jacques. De este modo, el heredero al trono monegasco parece seguir los pasos de su tía, desafiando las normas y provocando dolores de cabeza a sus padres, tal como lo hizo Estefanía en su tiempo”.
Charlene de Mónaco definió la personalidad de sus hijos
En una entrevista con Monaco-Matín, Charlene confesó que su hija, Gabriella, es “bastante espontánea y tiene cierta confianza”, y que Jacques, el heredero al trono, “es muy reservado pero muy observador”.
Además, detalló cuáles son sus hobbies: “Gabriella siente pasión por el baile hip-hop, y Jacques practica taekwondo». «Lo importante es darles una buena educación, confianza en sí mismos y una infancia feliz”, sintetizó.

Fotos: @ palaisprincierdemonaco y Fotonoticias.
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