-¿Definirme?
-Definirse…
-Ufff. Me cuesta definirme. Soy alguien que está con los pies sobre la tierra, conectado y apasionadamente tranquilo.

Adrián Suar (Adrián Kirzner Schwartz, 57, neoyorquino) lanza de repente esa frase que parece contradictoria para describir su presente, pero pronto celebra su propia ocurrencia. Como viene celebrando otra ocurrencia que le llegó a la mente y al corazón, se llama Mazel Tov y por estas horas desembarca a pura expectativa en los cines nacionales.
El filme relata la historia de Darío Roitman, un hombre judío que vive desde hace años en Estados Unidos y mantiene una relación distante con su familia, integrada por otros tres hermanos (interpretados por Natalie Pérez, Fernán Mirás y Benjamín Rojas). La boda de su hermana y el Bat Mitzvá de su sobrina son la excusa por la que se produce el reencuentro, aunque la muerte de su papá desata un giro en la relación.
-Ésa es la síntesis argumental, pero ¿cuál fue la génesis del proyecto?, ¿por qué esa historia y ese título?
-Es un tema universal -explica a Revista GENTE-. La gente se asombra con el título, pero no es más que un ‘bendiciones’, ‘enhorabuena’ o el ‘congratulations’ de los americanos. El nombre me gustaba porque sonaba bien. Si bien la película tiene a una familia judía como protagonista, tranquilamente podría ser de la colectividad italiana, la española o cualquiera porque habla sobre los vínculos entre hermanos que atraviesan problemas y se relata de qué forma los gestionan -arranca una explicación, antes de avanzar con pormenores de esta comedia que lo encontró por segunda vez en el rol de director.
“Siempre trato de que no se note mi rol de jefe”

“Para mí es natural hacer convivir el triple rol de director, productor y actor”, señala Adrián adentrándose en un aspecto poco común en el medio. “Entiendo que para otros es sorprendente. A mí también me llamaba la atención al principio, pero con el paso de los años se convirtió en una habilidad, ¡una habilidad que requiere de una disciplina y una neurosis justa! No es fácil hacerlo. Pero es lo que hoy logro hacer”, explica.
-¿Y cómo logra separar los tantos entre el amigo, el compañero de set y el jefe?
-Yo trato, especialmente, de que no se note el rol de jefe. La gente sabe cómo son las cosas, no hay que hacer fuerza para remarcarlo. Aunque no puedo negar que el rol es el rol, doy posibilidad al vínculo, a que el otro entienda y no hagamos una escena que nos deje con mal gusto a ninguno de los dos. Desde que empecé a producir desde muy jovencito soy un militante del buen clima laboral. Nunca me gustó el maltrato, el mal clima o chapear con un cargo. Eso ya no va, no se usa más.
-Benja, Fernán y Natalie tienen perfiles muy distintos, ¿cómo los elegiste?
-Vos mismo lo respondiste: tienen perfiles distintos. Pero con lo que cuentan en común es que los tres son actores sensibles que interpretan muy bien el rol. Los quiero, los conozco desde hace muchísimos años y sabía que me iba a llevar bien con ellos en el set.

-No puedo dejar de mencionar que Lorena Vega, la psicóloga de Envidiosa, tiene una participación exquisita que es un guiño a los fanáticos de esa serie.
-¿Viste? Cuando en el guión apareció la psicóloga, se me ocurrió llamar a Lorena. En Envidiosa la gente seguro se debe preguntar cómo es su vida… En Mazel Tov decidimos mostrar que tiene un ex marido y contar ese vínculo que tienen en el que no se puede soltar y se quiere digitar la forma en la que se da la relación. Siempre hay alguna mujer o un hombre con un vínculo de esa forma en donde siguen en contacto… Con ellos pudimos llevar a cabo escenas para descomprimir.
-Tu personaje hace una autocrítica admitiendo que le cuesta expresar lo que siente, ¿tiene algo de vos?
-Mi personaje de Darío se fue a vivir a Estados Unidos para realizarse laboralmente, ya que en Argentina le había costado mucho. Volvió y no resultó. Podría decir que la suma de los años como emprendedor serial, como muchísimos argentinos, es algo que conozco. Por eso me parecía bueno retratar a un exponente de la clase media argentina que lucha entre todo eso que se vive en un país entre el dólar y las cosas que van pasando a diario.
“Me gustan las mujeres independientes, que tengan su vida”

Además de Benjamín Rojas, Natalie Pérez y Fernán Mirás, en el filme de 97 minutos, con guion cinematográfico de Pablo Solarz y producción de Preludio y Tolmur, acompañan a Suar un talentoso cast compuesto Rodolfo Ranni, Alberto Ajaka, Lorena Vega, Guillermo Arengo, Esteban Bigliardi, Ariadna Asturzzi, Lula Mangone, Pablo Fábregas, Aaron Palomino, Adriana Aizenberg y Lorena Vega, quien encarna a su ex y a la madre de su hijo. Una buena excusa para consultarle a Adrián…
-¿Esta relación que tiene Darío con su ex te identifica en algo con algún momento de tu vida?
-Uno siempre copia algo de la vida. Sin embargo, en este caso son todos inventos que fui viendo y juntando.
-Tu personaje está cruzado, en parte, por ciertas asignaturas pendientes. ¿Qué te quedó por materializar?
-Guardo muchos sueños, pero personalmente me siento realizado. Estoy bien conmigo mismo. No pido mucho más que ideas y salud. ¡Más que nada ideas, porque es un trabajo tenerlas!
-¿Y una relación para toda la vida? Leí en alguna declaración que nunca tuviste que te llene por completo…
-Así es la vida, más compleja. A veces pasa y otras no. Me llevo muy bien con la soledad y no necesito estar acompañado para que alguien me escuche. Cuando armo un vínculo, es de pares. Porque es eso: te doy y me das, un intercambio de todo. Desde lo espiritual a la onda o la energía. No siempre se da. A veces haces un comentario y ¡epa!, se va. Es como la señal del Wi-Fi (risas).
-Hace mucho que no presentás formalmente una pareja.
-Hace mucho.
-Pero veo que es algo que no te pesa.
-Tal cual. No me pesa. Es algo que no me vuelve loco. Pero me gusta la vida en pareja, el hecho de compartir, los planes. Puede ser que en algún momento se vuelva a dar.
-¿Y en otro momento de la vida te volviste loco?
-Tampoco. Cuando lo tuve es porque fue real. Vuelvo a lo de la señal: cuando me pasa, voy. Prende o apaga.

-¿Qué te puede hacer cambiar de opinión?
-Eso mismo. Que algo pasa de “off” a “on”. Los que vivimos nos damos cuenta: el “on” te abre un portal de energía, luego el cerebro te manda realidades un poco distorsionadas. Se te aparece como un muñequito que te dice “te alimento el subidón, pero a ver qué construiste cuando baje”. Es ahí donde aparecen las bases para ver qué podés construir en pareja.
-¿Cómo es el día a día solo?
-Divino. Va bien. No me puedo quejar. Igual, nunca es que estoy solo porque también tengo amigos.
-Después de tanto tiempo soltero, ¿volverías a convivir?
-Hoy te digo que no volvería a hacerlo… pero hay que ver cuántos gigas tiene la señal de Wi-Fi (carcajada). Quizás en cuartos separados. No podría tener una pareja pegada, uno al servicio del otro. Me gustan las mujeres independientes, que tengan su vida. Juntos, pero con el espacio necesario para las cuestiones personales.
-¿Por ejemplo para vincularte con tu hija Margarita (12)?
-Mi vínculo es bárbaro. Soy un padre normal, como cualquiera, conectado con su hija. Es una hija hermosa la que tenemos (con Griselda Siciliani). Es divina para vivirla, para estar con ella, verla crecer y acompañarla. Y viene transitando una buena edad, la de la preadolescencia.
“El streaming democratizó: tiene un lenguaje propio y le da la oportunidad a mucha gente”

“Es difícil producir en Argentina -afirma Adrián Suar, un especialista en la materia-. Nunca fue fácil, y ahora es más complicado. Espero que pueda encontrar y tomar un sendero de salida por lo que representa para nuestro país, porque abre muchas posibilidades de trabajo. Igual, entiendo que son ciclos. Aunque el mientras tanto es difícil, esto ya ha pasado en algún momento”, redondea conceptos el propietario de Pol-ka.
-¿Qué se necesita para volver a activar?
-Varias cosas. Primero, leyes que fomenten el interés del que venga a invertir. Es decir, reglas claras para no ahogarte. No significa relagarte la plata. Hay una confusión ahí. Hablo del fomento al cine desde el IVA a partir de un sistema en blanco. La ignorancia es atrevida…
-Linda frase de Sarmiento…
-Es que se dice cualquier cosa sin saber y se legitiman cosas que no son.
-¿Te preocupa la visión que el presidente Javier Milei tiene sobre la industria?
-Es difícil entenderlo bien. Yo creo que la industria audiovisual necesitaba una autocrítica de cosas que se gestionaron mal. De eso no tengo dudas: hay que plantear un diagnóstico cerrado y si no tenés en claro cómo gestionar un buen instituto de cine o apoyar a la cultura, hacer un debate serio sobre la cantidad de películas a hacer o el tipo, pero de ahí a decir que no vale nada… Para discutir, en principio, tenés que saber un poquito. Lo que sí puedo asegurarte es que yo soy pro cultura, pro industria y pro trabajo y que me gustaría tener un país con una industria fuerte que salga a competir en el mundo.
-Otros de tus roles es el de cabeza de la Gerencia de Programación de eltrece. ¿Cómo analizás la situación actual del canal?
-De a poco estamos saliendo. Fueron tres años difíciles. Creo que lo peor ya pasó. Estamos tratando de encontrar una nueva manera con la programación, modificando cosas y aprendiendo de los errores que cometimos. A la televisión abierta, especialmente a los canales que pueden hacerla como Telefe y eltrece, lo que les falta es una buena ficción. Espero que se pueda volver a producir, que se den los costos que nos permitan que el mercado para que la gente tenga una ficción en la pantalla más allá de las plataformas.
–El encargado funcionó bien cuando transmitieron sus tres temporadas en eltrece este verano.
-Sí, un producto muy popular con Guillermo Francella. Tanto ese producto como Envidiosa son multitarget y penetran más en la gente que consume televisión abierta. Hay muchos productos en plataformas, pero son de nicho y no todo se puede traspasar a la tevé.
-¿Va a llegar Envidiosa a eltrece?
-Me encantaría, pero por ahora la gente de Netflix no me deja (sonrisa).

-¿El streaming le saca público a la tevé?
-No. Es algo nuevo y legítimo. El streaming democratizó. Se trata de un nicho importante que le habla a una comunidad, aunque no es tan fuerte como la televisión abierta. Tiene un lenguaje propio y le da la oportunidad a mucha gente. A mí me encanta.
-¿Se puede tomar algo de él para aplicar en los canales de aire?
-Yo creo que no se puede transpolar porque, en definitiva, son cinco tipos mirando a una cámara y hablando sobre determinados temas. Es la onda. Tendrán más o menos, pero es eso. Lo novedoso, para mí, es que se armó como un cuento. Lo digo por el programa de Toto (El fin del mundo, por OLGA), desde el que todos tienen un lenguaje en el que le hablan a su gente y aparecen unas 80 mil o 100 mil personas. Ese número, para la televisión abierta es poco, pero para ellos es muchísimo. Después van a un teatro o te meten tres Movistar Arena. Me parecen graciosos. Es la generación nueva que tira para adelante. Lo de que todo tiempo pasado fue mejor, no va. Es una boludez.
-Paradójicamente tu hijo trabaja en streaming, ¿sos un consumidor del programa?
-Sí. Veo que lo replican mucho en las redes.
-¿Lo analizás o le das una visión profesional?
-Lo normal, cuando me lo pide.
-Siempre se debate la falta de legislación del streaming, comparándola con la televisión: ¿Se tendrían que regular esos contenidos?
-Que el streaming haga el camino que tenga que hacer. Ya encontrarán su manera. No dejemos de pensar que es algo nuevo: debe tener unos cinco o seis años. Representa una buena plataforma para que las nuevas camadas se expresen y puedan vivir del oficio.
-¿Cuál es la meta que te queda por conquistar?
-Una escuela de producción y dramaturgia, darle mi experiencia y transmitirla a los que empiezan a estudiar. Lo que sé no me lo quiero guardar para mí.
Arte y retoque fotográfico: Darío Alvarellos
Fotos: Tatu Cretella
Video: Cande Petech
Agradecemos a Vanesa Bafaro
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